Siempre he creído en cuentos de
hadas, en historias de amor maravillosas, en el príncipe azul y en todos esos
rollos que nos meten en la cabeza desde pequeños. Y es bonito crecer creyendo
en la magia, pero conforme te haces mayor, te vas desencantando y dando cuenta
de que la realidad es muy distinta… ¿o simplemente es que dejamos de creer y de
tener ilusión por las cosas?
Igual no es que las cosas sean
tan diferentes, igual es que cambia el cristal desde el que miramos. A lo mejor
el truco es no perder nunca la esperanza y mantenernos fieles a nuestros sueños,
porque al final llega el día en el que se cumplen. Hace falta paciencia, constancia
y no rendirse. Hay que ignorar a los que te enseñan el camino fácil. Las
mejores cosas de la vida se hacen esperar, pero cuando llegan, la felicidad que
traen con ellas es inconmensurable.
Es cierto que la espera a veces
se hace dura, hay momentos de flaqueza y situaciones que hacen que quieras
darte por vencido. Pero no hay que tirar la toalla, hay que seguir creyendo,
porque los cuentos de hadas existen. Al menos para los que sabemos vivirlos :)