jueves, 7 de abril de 2011

La necesidad de opinar

La verdad es que no sabría decir si ésta es una necesidad de la sociedad española o de la humanidad en general, pero creo que se podría afirmar que en los últimos tiempos se está incrementando bastante con el auge de la tecnología 2.0.

A todos nos han soltado alguna vez eso de "Tengo derecho a opinar, ¿no?". Y hombre, dicho así, es verdad, nadie te va a poner una pistola en la cabeza o te va a encerrar por decir una chorrada... (¿o quizás sí?... depende de contra qué o quién vaya esa chorrada...). Pero bueno, no nos desviemos, para mí la respuesta clara es: "Y yo tengo derecho a no querer escucharte".

Hoy en día nos creemos que sabemos de todo y que todas las opiniones son válidas... cuando eso es algo que no tiene ni pies ni cabeza. ¿Por qué tengo yo que considerar como opinión válida la primera cosa que se te ha venido a la cabeza? ¿O el dogma que has aceptado desde pequeño porque te lo contaron así y no te has parado a reflexionar? Encima no intentes debatir, se ponen a la defensiva en cuanto se quedan sin argumentos (porque cuando una opinión no está fundamentada, no hay argumentos que la sostengan)... "Es que tú siempre crees que tienes la razón"... Lógicamente, si no creyera que llevo razón, no defendería esa postura, ¿no te parece?

Hay que ser un poco más prudente. Y asumir que los demás no tienen por qué hacer caso de tus opiniones y consejos, que es otra cosa a la que la gente es muy dada. Que sí, que hay que escuchar a los demás, que yo soy la primera que intenta contrastar opiniones, pero siempre que vea una base sólida y unos argumentos lógicos detrás. Lo que no se puede pretender es que yo cambie una idea fundamentada, a la que llevo años dándole vueltas y que ya he elaborado comentándola con otras personas por la tontería que a alguien se le acaba de ocurrir o que "ha leído en algún sitio". Porque ésa es otra. ¡Menuda ley a la palabra escrita! Ya parece que si algo lo has leído es cierto... Y siento fastidiar la ilusión, pero las cosas las escriben personas como tú y como yo, que también se equivocan y que también a veces pecan de prepotencia a la hora de enunciar sus opiniones.

Y para finalizar, sólo criticar una postura que todavía me enerva más: la del periodista o comentarista que cuenta el evento según su opinión. Eso sí que tiene mérito. Cinco años de carrera enseñándote que tienes que tratar de ser objetivo (sé que hay artículos de opinión, pero retransmitir un deporte no es uno de ellos) y no hay forma de que cuentes un hecho tal cual sin colorearlo con tu percepción personal. Es una falta de profesionalidad, lo mires por donde lo mires. Tú como persona puedes tener opiniones o preferencias por un deportista, un partido político o una marca de champú... pero no es serio que en medios de comunicación públicos utilices tu posición para hacer llegar tu propaganda al público.

En fin, como conclusión, prudencia: "somos dueños de nuestros silencios y esclavos de nuestras palabras". Si no estás seguro, no hables, escucha y aprende, documéntate. Las personas más cultas que conozco son las que menos necesidad de opinar tienen.