sábado, 13 de noviembre de 2010

Lo hice "sin querer"

¿Hasta qué punto es una excusa? ¿Tiene caducidad? Vale que cuando tienes 5 años no sabes distinguir lo que está bien de lo que está mal y puedes hacer cosas que hagan daño a los demás sin ser realmente consciente... Pero en algún punto hay que crecer ¿no? ¿Hasta qué edad sigue siendo válido el famoso "lo hice sin querer"?

Encima no puedes enfadarte, porque esa persona no tenía mala intención en su acción, simplemente actuó pensando en sí misma y no en lo que otros pudieran sentir... Pero ser egoísta no es ningún delito, ¿no?

Pues una de dos: o tengo que sentirme tonta por preocuparme por gente que no me va a pagar con la misma moneda o considero que las cosas no son así. Que no vale el "yo no me doy cuenta". Porque ya tenemos una edad. Porque una de las cosas que debe madurar con la edad es la conciencia... También hay faltas por omisión. No digo yo que el mundo tenga que girar en torno a una, que tengan que estar todo el rato pendiente de ti, de tu sentimientos... Pero tampoco el otro extremo. A nadie le hace gracia ser el títere de turno que, por intentar agradar a todo el mundo y poner sus preferencias por delante, acaba renunciando a sus planes y a su propia diversión.

Lo siento pero no lo acepto. No digo que la gente no cometa errores, somos humanos, todos lo hacemos. Pero cuando es una conducta repetida... Pues no. No me parece justo refugiarse en el "soy despistado". No lo seas. Preocúpate un poco de la gente que tienes alrededor. Porque cuando otros lo hacen por ti, lo agradeces.

Porque al fin y al cabo, todo se resume a lo mismo: necesitamos querer y sentirnos queridos y parte de eso reside en que nuestros sentimientos le importen a los demás.

1 comentario:

Arann' dijo...

Querida Irene, ya tenía ganas de leer algo tuyo. Bueno, creo que siempre existirán los del "Lo hice sin querer", hay quién intenta por todos los medios mejorar (y madurar) y hay quién se dedica a él mismo y a la responsabilidad mínima.

En fin, la tontería es universal y los malos vicios, imposibles de quitar por mucho que nos duela (por no decir otra palabrita algo más malsonante..)

¡Un abrazo!